martes, 20 de diciembre de 2011

(Él) Un moscardón enorme


   Los días siguientes me levantaba y me acostaba con miedo. El temor se había convertido en el moscardón molesto y pegajoso de la época de verano que te persigue hasta al baño. Y como al moscardón, quería darle unos cuantos manotazos al temor, pero me era imposible. Por las noches ni si quiera la pareja enamorada lograba tranquilizarme. Me ponía los auriculares, miraba televisión, leía, rezaba, mas todo era en vano, de hecho acrecentaban mi pánico y excitaban mis neuronas. Llegué a tener tortícolis por girar la cabeza de un lado a otro para cerciorarme de que nada ni nadie estaba acompañándome. No pensaba en otra cosa. Era una tortura, pero así como si hubiera alcanzado el punto más elevado del Éverest y luego bajado de él como si fuera un divertido tobogán de Disneyland, así, así es como yo desemboqué en la lógica de que todo había sido un sueño. Los ruidos en la ventana, el extraño de grandes ojos oscuros, todo.
   

Invincible


Echo una mirada larga y dura en mi vida.
Perdí mi camino,pues estuve peleando al tiempo
Una nube grande y negra, un cielo tormentoso.
Me siguió, mientras vivía una mentira.
Tan cruel, tan egoísta, tan en la oscuridad, cuando todas tus noches son
sin estrellas,
te estás quedando sin esperanzas.
Pero he encontrado la fuerza dentro para ver, encontrar la mejor parte de mí
y nunca la dejaré ir.


He recorrido un largo camino,
he cometido muchos errores,
pero estoy respirando, respirando, eso es, y lo digo en serio, en serio. 

Esta vez estoy un poco descuidado, he estado viviendo en voz alta.

Podría vencerlo, vencerlo, eso es, porque me siento, me siento
invencible.
Woah-oh-oh-oh [x3]
Cuando te has ido por un día por tu cuenta.
Lagrimea tu corazón sólo para encontrar tu camino da casa.
He estado tan alto, he caído tan bajo.
He llegado tan lejos, con nada para mostrar, por ello.
Equivocado, me sentí tan bien al tomar,
pero ahora estoy cnasado de fingir.
Esta historia se está haciendo vieja.
Así que encontré la fuerza dentro para ver, encontrar la mejor parte de mí
y nunca la dejaré ir.


He recorrido un largo camino,
he cometido muchos errores,
pero estoy respirando, respirando, eso es, y lo digo en serio, en serio.
Esta vez estoy un poco descuidado, he estado viviendo en voz alta.
Podría vencerlo, vencerlo, eso es, porque me siento, me siento
invencible.
Woah-oh-oh-oh [x3]
Invencible. 


No soy el único, 
en chocar contra el sol, y vivir para luchar otro día.
Como una supernova, esa vida anterior se ha acabado.
Estoy aquí para quedarme.
Ahora seré,
invencible.
Woah-oh-oh-oh [x3]
invencible.


He recorrido un largo camino,
he cometido muchos errores,
pero estoy respirando, respirando, eso es, y lo digo en serio, en serio.
Esta vez estoy un poco descuidado, he estado viviendo en voz alta.
Podría vencerlo, vencerlo, eso es, porque me siento, me siento
invencible.
Woah-oh-oh-oh [x3]
Invencible. 
Woah-oh-oh-oh [x3]
Invencible.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Él

Lo conocí una noche de noviembre. Yo, tendida en mi cama trataba de conciliar el sueño. Debo haber estado al menos una hora despierta pensando en las cosas estúpidas que suelo pensar de noche, como en una pareja enamorada (WTF), planeando días venideros, delirando con navidad o filosofando.
Me encontraba al borde de la primera fase del sueño, con el peso del sopor sobre mí, cuando un fuerte sonido proveniente del jardín me sobresaltó. Algo había golpeado la ventana. Me asusté y como suele sucederles a personas con  ANIASP (altos niveles de imaginación alterada y sugestión potenciada) empecé a escuchar ruidos, ver luces o “imágenes” todos sin origen o naturaleza alguna.
 Siendo esta una faceta más que conocida para mí traté de concentrarme en un solo pensamiento a la vez (la cursi pareja enamorada) y  fundamentar los fenómenos anteriores diciéndome que fue sólo mi perro jugueteando, que todo iría bien. Y el resto de sonidos, luces e “imágenes” no eran reales sino producto de la excitación neuronal que la liberación de [1]Adrenocorticotropas (hormona del miedo) había producido, y de apoco me fui tranquilizando.
-Mika te quiero-                        
-Si ya se, pero yo no- más una sonrisa burlona en su rostro lo desmintió, y a continuación sus labios danzaron en un beso ATP, que luego se convirtió en un tango Apto para Mayores de 18 Años.

Hero

I wish you were here

Culpa




Dientes rechinando. Negro. Luego, el rojo. Puños apretados. Seiscientos cincuenta músculos bañados de plomo, tensos. Ira.
La figura humana contraída bajo el peso del silencio. Parpados sellados con estampas de bronce. Desesperación.
Luego, pensamientos irrevocables a gran velocidad atropellan mi conciencia.
Choques. Tormentos. Bien, Mal. Decide.
Negación y vuelta al choque. Más recuerdos. El resplandor blanco de las baldosas señala seductor el camino que de sobra conozco. Primero un pie, al segundo el otro. Y así, lenta llego al área de la lumbre, ahí todo reluce, todo brilla. Comarca de prostitutas. Mi motor, la impotencia.
Una mirada se posa sobre el cajón, ya sin menos resentimiento, menos precisión. Adquiriendo velocidad con cada movimiento lo abro.
¡1,2, 3 Piedra!
 Ya encontrado lo tomo, en seguida, me ultrajo y el rojo se libera.
El cuchillo de mango negro se halla tiznado como el alma que lo lleva. Una y otra vez ardor, alivio. Mil suspiros se elevan a los Cielos encolerizados. ¡Perdón! Se escapa de mi boca silenciada. Lágrimas lo acompañan. ¡Entendeme! Dolor. No paro de llorar.
 De pronto, una comarca de ollas y cacerolas, platos limpios y copas vacías. Mamá se enojará, manché su piso con mi dolor.
Apoyada sobre el mármol de la cocina vuelvo a la realidad, aliviada, con mi muñeca rasgada pero de alguna extraña forma aliviada.
Culpa.    

Raise your glass

Drew Ryniewicz

Más allá de lo retórico


No creo que exista persona (con conciencia desarrollada y madura) que no se haya preocupado alguna vez por la muerte, ya sea llorando por algún ser querido (mis sentidas condolencias a todos ellos) o temiendo dar la última despedida, o tal vez, simplemente preguntándose cómo es ella, qué se siente morir o qué habrá más allá.
Bueno, yo lo he hecho. Me lo he preguntado centenares de veces y de más está decirlo, no he obtenido la respuesta.
El próximo personaje del que hablaré está muerto. Lo creé porque la muerte (vista desde una perspectiva poética, novelesca, fantasiosa) me seduce. El hecho de pensar que de un momento a otro uno podría despertar y encontrarse en un espacio completamente diferente y la realidad creída ya no sería más que una demostración de lo patético que llega a ser nuestro entendimiento sobre lo subjetivo, lo inconcreto es estremecedor, absorbente, es delirante.
Si hoy, (estando viva) desprecio la soberbia humana con toda mi ser, así como la inmadurez de aquellos que creen tener respuestas lógicas a algo que ni siquiera sabemos si es real o producto de nuestra poderoso cerebro, el mundo (porque ¿qué existe y qué no?), no puedo imaginar de qué forma se me presentará el desprecio a todo esto cuando haya muerto.
Imagino que será como ver detrás de un velo transparente todo aquello que veíamos como nuestro mundo, como lo real, lo palpable.

Sober

La comandante de mi vida


Si tuviera que usar sólo una palabra para describirla lo haría con “Sublime”. Es simple, no vale darle más vueltas. Ella es el más claro reflejo de quien debería yo ser. La llamaría mi comandante de vida, suele ser la única que me infunde ánimos cuando los necesito. La aprecio, la quiero, es una amiga como ninguna otra lo es. De hecho nadie podría saber más de mí que ella. La compañera ideal, si fuera real.
Tal vez, si me dieran a elegir uno de mis personajes para proveerle de carne, huesos, sangre, venas, cuerpo, seguramente la elegiría a ella. Es por eso que decidí darla a conocer primero a ella antes que a otros.
Cada una de sus partículas resplandecen valor, nobleza. Y a través de su traje de acero forjado por el mismísimo Dios puedes ver pecados morbosos de almas sin aliento reflejados en él. Empuñaría su espada y  escudo con el valor de trescientos hombres para protegerte, defenderte, para luchar, porque no se dejará vencer. Su pureza, su fidelidad no se lo permitirían.
Ella fue la elegida entre miles, millones para la misión de devolverle a la humanidad la inmortalidad recientemente vendida. Para devolverle a los hombres el título de hombres y sus almas perdidas por segunda vez.
Siempre vestida con su traje, su espada enfundada y su escudo indestructible en mano. Pendiente al llamado. Su mirada desinteresada y su humilde semblante le otorgan la sublimidad buscada. Revestida de una pálida y suave piel; tenues curvas de mujer te confundirían. No te dejes engañar. Cuatrocientos kilos carga a diario en su traje. De las más fuertes en el equipo.
Sagaz. No intentes con ella, pocas cosas la conmueven. Su foco esta en la batalla, en el enemigo del subsuelo. Luchando a diario contra los demonios de mi vida no le resta tiempo para temas externos.
Su voz resalta entre los sonidos vulgares de una vida gris y mediocre. Jamás nada podría igualar la sublimidad de su presencia.
Así entenderás que ella es La Guerrera, la comandante de mi vida.   

¿Soy yo valiente?

Considero que en la actualidad no hay muchas maneras de darse cuenta de la valentía que portamos. Los mitos y fantasías desaparecieron, no existen monstruos o fantasmas contra los que luchar, ni seres extraños que nos acosen en las noches con sonidos paranormales. Esas creencias populares desaparecieron (lamentablemente). Lo único que nos acosa ahora son violadores y asesinos que nos acechan con armas de fuego reales y nos amenazan con tener que pagar grandes sumas de dinero o con la vida de un ser querido.
Y contra ello no podemos enfrentarnos, debemos ser precavidos, nuestra vida va en ello. Si tratas de luchar, estas comportándote no como un noble y valiente guerrero, sino como un tremendo tarado.
Como desearía que una aventura paranormal se postrara delante de mí y dijera mi nombre, llamándome a todo pulmón. ¿Asistiría?  No lo se. Uno nunca sabes de lo que es capaz de hacer hasta que no se encuentra en la situación de hacerlo. Pero si me emocionaría, me pondría feliz.
Pero no. La vida nunca es como en los libros de ficción. No existe el típico protagonista curioso y valiente que descubre verdades ocultas, que se ensalza contra las fuerzas oscuras y termina ganando. De hecho no existen fuerzas oscuras contra las que luchar porque ¿Cómo ganarle al narcotráfico? ¿Cómo ganarle a la estafa? Las mismas las llevamos dentro, somos nosotros esas fuerzas. El mundo no se divide en buenos y malos, en presas y depredadores, víctimas y verdugos. El mundo somos nosotros, y todos hemos jugado en ambos papeles alguna vez en nuestra vida.
Creo que no existen las personas buenas, ni las malas. Son nuestras decisiones las buenas o las malas. Ni siquiera los sentimientos entran en dicha división, ya que no se pueden controlar y lo incontrolable no entra en la categorización de bueno y malo.
La única valentía que existe es la cursi y metafórica. “Valiente es el que se enfrenta a los problemas diarios y bla bla bla” Estoy de acuerdo con todo ello pero desearía un poco de sabor. Le falta sal y vinagre a la ensalada pero las mejores marcas han dejado de fabricarse.

Someone like you

La Guerrera

Sentir como el poder se desliza por los conductos naturales del cuerpo, las venas. De pronto lo que a tu cuerpo encerraba desaparece quedando uno libre y capaz de ver toda luz existente. La inigualable conexión con tu espada, que para muchos, sólo es un pedazo de hierro bien forjado, para mi es la compañera de vida, protectora.
  Añoro aquellas sensaciones que me hacían creer que especial era. Ahora solo soy un pedazo de cuerpo sin uso alguno. Todo sentimiento parece ser poco, débil. Quiero volver allá donde las copas de los árboles tocan el cielo desteñido, donde la lluvia canta un arrorró y la luna te mira con sus grandes ojos y puedes conciliar el sueño de apoco. Y las torres del castillo, elevaban la esperanza de todo aquel que las viera con el sol de tras de ellas dando aquel tono rojizo, que dentro de este, posaría orgulloso en suaves telas flameantes.
  Luego, la música entonaría una melodía acompañada por la fresca brisa de un otoño que deja a su paso hojas doradas, y las montañas, visibles desde los vidrios que todo lo han visto darían el toque  final para cenar en las grandes mesas del gran salón.
   Reyes y reinas de distintos reinos gritando mi nombre a ancla alzada, despertando a las sirenas, que pacientes duermen bajo el agua celestial de ríos caudalosos y diáfanos.
   Así subiría mi guerrera interna al trono de los dioses. A mirar con calma y desconsuelo almas jineteadas por demonios, monstruos amorfos, lóbregas vidas sin sentido, oscuros cielos y praderas envejecidas, montañas de corrompidos cadáveres. Desde lo alto vería el mundo desistir a la codicia inevitable de los mortales.

Ignorence

-"Ser sublime sin interrupción"

Cómo comenzar un blog? Esa fue la primera pregunta que me atacó cuando finalicé el diseño de la página. Nada tenía en mente pero deseaba contar algo y sea lo que sea que escribiese se tradujera a “Hola, aquí estoy tratando de pensar y ayudar, de hacer mi vida un poco mejor”
Me consumo día tras día en el deseo de que algo rescatable me suceda, algo digno de mención, algo sublime, más nada sucede. No comprendo (o no comprendía) por qué existen personas que siempre tienen algo que contar. Aquellas que atraen toda la atención de las reuniones relatando sus experiencias y “hazañas” haciéndote reír o llorar o dejándote la boca abierta o los pelos de punta, como si nos introdujeran alucinógenos.  
Y me pregunto por qué no puedo yo atraer esa atención?, no por pedante y vanidosa, si no por lo que el hecho en si significa: tener algo que contar.
Entonces, es cuando me pregunto ¿Qué podría yo relatar? Mis aventuras épicas en el colegio? En la red? Mis incidentes amorosos o amistosos o familiares? No. Emoción: nula.   
Así, siguiendo un hilo de pensamientos lógicos llegué a la conclusión de que el problema no era mi vida, sino yo. Esas personas que son al público lo que el pescado es al pescador, sólo le agregan sabor al relato, lo retocan. No poseen una vida deslumbrante, ellos son los deslumbrantes, son ellos el alucinógeno, el fucsia sobre el negro. La vida por sí sola no suele ser impresionante, no suele ser “relatable”, sino, más bien, monótona. Dicha perspectiva se torna un tanto terrorífica para un adolescente con ganas de vivir, de progresar, de luchar.
Por ello, decidí tomar las riendas y demostrarle a mi lado pesimista que puedo llegar a una fiesta y atraer la atención con mis relatos (o en la red). Sin importar lo que adultos deprimidos y no deslumbrantes digan respecto a la vida, sin importar nada ni nadie, porque puedo ser grandiosa yo también. Quiero ser deslumbrante y deslumbrar colorear de morado lo blanco y de negro lo gris. Lápices me sobran, más me faltaba el papel.
Y aparezco aquí con una página dedicada a deslumbrar, dedicada a la sublimidad, para todos aquellos que compartan mis pensamientos y quieran tomar un alucinógeno cuando sientan que encuentran demasiado real la realidad o necesiten una hora morada en un día demasiado blanco.
Esta página está dedicada a todos aquellos que me quieran acompañar a cumplir con un nuevo propósito: al de “ser sublime sin interrupción” como dijera una vez Boudelaire.
Para contribuir con el mismo, resolví escribir todos los días algo, lo que sea que se me ocurra, y si no es todos los días, al menos una vez por semana (por un año completo), si lo logro, me autorregalaré algo al finalizar los 365 días del ciclo. No se qué específicamente, pero sí se que algo será.